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y me preguntó:

―¿Qué ves, Amós?

―Una canasta de fruta madura —respondí.

Entonces el Señor me dijo:

―Ha llegado el tiempo de que Israel caiga como fruta madura; no volveré a perdonarlo.

»En aquel día —afirma el Señor omnipotente—, las canciones del palacio se volverán lamentos. ¡Muchos serán los cadáveres tirados por todas partes! ¡Silencio!»

Oíd esto, los que pisoteáis a los necesitados
    y extermináis a los pobres de la tierra.

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